4 de junio de 2011

Entre un mar de hojas secas.

III


Ya no sé, me siento tonto. Quizás me esté enclavando en algo que no es lo que yo creo que es, quizás solo estés siendo simpática conmigo, nada más. A veces creo que sí puede ser cierto, no tiene carácter de juego y eso me lo has demostrado últimamente. Bueno; darme tu mano, abrazarme, sentarte junto a mí, aprovecharse de situaciones para estar juntos... qué quieres decirme con eso? Me vuelve un poco loco. Es que, quién no puede perderse en ojos como los tuyos, quién más puede sentir la calidez de ese abrazo tuyo, quién más toma tu mano como si a dos perteneciera, quién puede rozar tus labios. Podría yo hacerlo, difícil, por el momento.
La vida nos ha enseñado que podemos ganar, como también podemos perder. No será mucho haber perdido ya durante bastante tiempo? Lamentablemente no me lo merezco, no merezco a nadie ni menos a alguien así, así como tú.
De verdad, la intriga por lo que dentro de ti esté pasando me tiene preocupado. No quiero pensar en que esté siguiéndote como un tonto, ni menos volver a lo mismo de siempre. Te quiero Judith, es algo que no me puedo sacar de adentro, será difícil hacerlo. Sabes, no sé cómo llegó. Tan rápido y sin avisar, pensé en haber vuelto a las verdaderas dimensiones del tiempo hace mucho, es como si  meses hayan pasado, siendo que con suerte han sido unos cuantos pares de semanas. Espero estar haciendo todo bien, espero estar contigo. Quedan menos de 60 minutos, para no decir que queda 1 hora.-