15 de mayo de 2011

Entre un mar de hojas secas.

II


No es otro día como los demás, pero sigo sintiendo la falta de carisma. Me falta ese empujón para poder actuar y para hacer las cosas que quiero. Mi autonomía aún no está libre de aquel ente que alguna vez me tuvo como su marioneta.
El día está cálido, pero la brisa del norte se hace más fría con el pasar de la hora. Estoy contigo, ya se está volviendo una costumbre el vernos luego de las clases, estar con amigos y soltar más de una palabra y más de una risa. Miro a tus ojos, recordando lo que hablábamos y pensando como había podido llegar a decir algo como lo dije anoche. La falta de personalidad, algunas veces me corroe. 
Sentí que algo golpeaba mi frente, volví a formar parte carnal del grupo y noté tu mirada clavada en la mía. Fue como si estuviéramos conectados, recordaste que habíamos dejado algo pendiente y querías retomar la conversación mientras compartíamos con los demás. Tomaste mi mano, mi corazón corrió con rapidez, y nos alejamos a un punto de comodidad. Trataste de soltar las palabras, pero de mí nada podía salir, por eso de falta de carisma que mencioné pero, ese empujón llegó. Quizás fue mi corazón el que actuó esta vez, quizás de verdad lo que estaba sintiendo tenía mucho peso en mí; Me gustas, dije, y recibí tu sonrisa, el brillo de tus ojos y la seguridad en tus brazos. Yo no esperaba nada, quizás, tenía planeado recibir un rechazo a esto. Notaste la anomalía de mi corazón, luego de estar unos segundos entre mis brazos.
La tarde se nos iba rápido, en mi mente... palabras de una canción daban vueltas, vagas de sentido: Staring at the mirror, through you hair, you can't see everything that you did to me with your automatic eyes... 
Ya es difícil negármelo, más difícil esconderlo. Te quiero, te quiero conmigo; te quiero,y mucho más de lo que imaginas. Lástima que me tendré que conformar con solo verte por las tardes, abrazarte por un momento, reír contigo y solo disfrutarte de lejos. A veces, me iba a un estado psicológico que me mantenía en otro lugar, mientras vivía por otro. Cuando volví, ya nos despedíamos. Tú por allá, con ellos, y yo solo por el otro lado. Miraba desde el andén del Metro hasta que la llegada del tren  me quitaba la vista. Era la última vez que te vería por hoy y mantendría la imagen de tu rostro, iluminado por la luz del Sol durante esta tarde, por el resto de la noche. 
Nos vemos, susurraba para mí mismo ya dentro del tren, entrando al túnel.
Cómo me gustaría que todo fuera distinto, pero ya estoy acostumbrado a permanecer bajo un árbol, en plena soledad... con amigos, pareja, da igual, estoy solo.-

1 comentario:

  1. Cómo me encanta la manera que describes lo sucedido.
    Es genial que la chica te haya abrazado, esa es buena señal ;D

    suerte
    ojala q podamos charlar alguna vez

    besos

    http://do-not-let-me-lie.blogspot.com

    ResponderEliminar