VII
Estaba nublado, a ratos uno que otro haz de luz atravesaba la gruesa capa gris para entregarle color a la acongojada atmósfera de esta ciudad. La suavidad de la brisa era cada vez más agresiva. De todas era invierno todavía, solo quedaba un par de semanas para el recambio estacional.
Sentado, solo bajo un árbol estaba Demie. Pensando, rememorando hechos y emociones de situaciones poco comprensibles. Era una añoranza de todos los días, sentimiento producido por la ausencia de lo que él llamaba ' su mitad '. Realmente nadie entendía el amor que Demie llegó a sentir por Michelle, la pequeña persona de la que nadie se percataba cuando pasaba.
El frío, quemando las mejillas, obligó a Demetri a volver a casa. Ahí preparó un café cargado y sin azúcar, se sentó en sofá de la sala y miró a través del ventanal las altas cumbres que se cubrían de nubes. Tomó de la biblioteca un pequeño block de notas, ahí anotaba fechas importantes, nombres, memorias, citas bibliográficas de autores poco conocidos o el nombre de alguna canción con la que se haya familiarizado. Ahí anotó: "A pesar de la angustia que tapiza mi rostro, aun quedan vestigios de esperanza... Viernes, día 27". Tomó un sorbo de su taza y aprovechándose del calor que emitía ésta, calentó sus manos.
Una gota de agua que caía del cielo rompió su concentrada mirada, mientras divisaba una marchita hoja de maple aun aferrada a las ramas. Volvió el block de notas a la biblioteca, tomó la chaqueta que estaba colgada en la silla y nuevamente salió. Caminó cuadras y cuadras, la rapidez con la que viajaba se asemejaba a la del viento que corría bruscamente. Solo quiso caminar, nunca se predispuso un rumbo, ni menos un destino. Simplemente se encontraba viajando a través del laberinto de su mente.
Ya entrada la tarde, cansado, volvió a la realidad. Se detuvo a mirar su alrededor, se le hacía conocido el lugar en el que estaba. Miraba los faroles de la avenida, las personas que caminaban por los bulevares. Cada vez se acercaba más a un punto del que se sentía pertenecido, pero aun no lo reconocía. Siguió adelante, dio unos pasos cabizbajo hasta que algo lo detuvo. Levantó la mirada, se encontraba frente al pórtico de la casa de Michelle, lo había comprendido. En un acto inconsciente se dejó llevar por los caminos de su alma, los cuales lo trajeron hasta allí. Se armó de valor y golpeó la puerta, los nervios lo invadían de pies a cabeza hasta que un bello perfil se asomó. -Michelle, dijo plácidamente. -Demie, con asombro respondió ella. Él abrió sus brazos y con sutileza tomó de la cintura a su amada. La muchacha, exaltada puso sus manos sobre el rostro de su amado y con pasión besó sus labios. Demetri abrió los ojos y se detuvo por un momento, corrió el cabello que tapaba el rostro de Michelle y pronunció suavemente: Te amo.
Los segundos se detuvieron por un momento para admirar tal amor que hacía que dos personas sean una, mientras que la primavera comenzaba a asentarse en la ciudad, haciendo volar los primeros pétalos de cerezos que comenzaban a aflorar.
Y con esto cierro el ciclo "Espectro Invernal"
Se nos va el invierno, le da paso a la primavera... Debo decir que esta no me gusta demasiado.
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